Muchas veces en las escuelas de arte te dicen, a modo de consejo: “no uses línea peluda”. Bueno, también hay excepciones. Lo que aquí aparece como trazo desprolijo pronto se convierte en un personaje, por lo menos, curioso. ¿O quién de ustedes hubiera imaginado una testa alfonsiniana con los tentáculos colgando en el aire? Pues si, el trabajo de Valentino Tettamanti se explica con hechos, o mejor dicho, con un poco de grafito entintado. Hay de todo, como se te ocurra imaginar: bebés cadavéricos, próceres anfibios, esqueléticas mujeres con cara de insatisfacción y una logia entera de mitos mutantes del nuevo milenio. Y tal vez, si miramos un poco más de cerca las hojas del anotador, nos vamos a dar cuenta de algo importantísimo: que para estos personajes, las dos dimensiones no alcanzan ni en pedo.